Matices de una difícil renovación
Ahora que la campaña 'Renovemos a Ibagaza' ha alcanzado su cénit, actuaré de abogado del diablo. ¿Tiene calidad el Caño para ser clave en este equipo? Por supuesto. ¿Posee el carácter necesario para ser el líder que se espera de él? Siempre que quiera. Por lo tanto, parece claro, ¿no? Que siga. Pues no. Al menos, no a cualquier precio. Al aficionado rojiblanco le pasa con esta buena racha de Ibagaza lo mismo que cuando esa chica con la que llevas fantaseando años te sonríe al pasar: quieres creer, aunque la lógica apunte en otra dirección.
Ibagaza era El Hombre, el salto de calidad del Atleti. Sueños. En realidad, ha sido una gran decepción. Y en cuanto ha despertado un poco, hemos querido olvidar la frustración previa. Pero la realidad es cruel: el Caño cumple 30 años en octubre, las lesiones no le dejan jugar cuatro partidos seguidos y Rosicky llega para actuar en su puesto. ¿Quién asegura que, tras lograr un nuevo contrato multianual y millonario no vuelva a sestear? O que sus problemas físicos no empeoren. O que no tenga minutos. La solución: firmarle un año renovable en función de partidos jugados. Otra cosa sería un riesgo innecesario.