Noche de valientes y veteranos

Cuando llegan las grandes citas, a muchos entrenadores les sale la vena periodística y nos regalan el titular en la víspera. López Caro apuntó desde Londres que el que fuera más valiente se llevaría la eliminatoria. Buscamos en su once titular y no vimos grandes signos de valentía, salvo que se entienda por eso juntar de inicio a tres jugadores sin la forma adecuada por las lesiones: Salgado, Raúl y Ronaldo. Entendimos mejor el mensaje Lópezcariano al ver la actitud de los jugadores desde el inicio. Habían salido con pinturas de guerra y dispuestos a morir matando. El balón era del Madrid y la agresividad también. Del mismo modo, ganaba por goleada en la media de edad, muy superior a la del rival. Se trataba de ver si la gasolina aguantaría para algo más que el arreón inicial.

La esperanza creció cuando vimos tocar el primer balón a Zidane. Empeñarse en jubilar a este hombre es de necios. Ya lo hará él cuando desee. Dio una lección de control, juego, visión y pase que recordarán mucho tiempo en Londres. El desánimo llegó cuando vimos que Gravesen se erigía en el jugador por el que pasaban todos los balones. Tampoco invitaba al optimismo la torrija que tenía Ronaldo y la poca aportación de Raúl. Pese a todo, para ser eliminados con dignidad, ya llegaba. Según pasaban los minutos, nos dimos cuenta de que era necesario algo más que la valentía que proclamaba el técnico andaluz en la víspera. Y eso hace tiempo que lo perdió el Madrid. Incluso la veteranía acabó pesando.