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La fórmula para vencer al Arsenal

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Cuatro días después de ganar 0-1 al Real Madrid en el Bernabéu, el Arsenal perdió por el mismo margen en la Liga inglesa contra el Wigan. El Madrid tiene en su equipo a cuatro o cinco de los nombres más conocidos de la Tierra. A los jugadores del Wigan no los conoce nadie fuera de Wigan, una ciudad gris del norte de Inglaterra. ¿Cómo se explica esta aparente paradoja? Fácil. El Wigan ganó a base de patadas. Intimidaron a los jugadores del Arsenal. No les dejaron espacio para jugar. Literalmente machacaron sus espinillas. El secreto más conocido de la Premier es que a los talentosos jugadores del Arsenal no les gusta el juego duro. Reyes posee una habilidad fuera de lo común pero en Inglaterra se ha convertido en un futbolista ineficaz, reducido casi a la mediocridad por rivales que han contado con la ayuda de los permisivos árbitros.

Por eso, para Reyes, y para Henry y Cesc el partido en el Bernabéu fue una especie de liberación. No sólo no les asustaron los madridistas, sino que corrían y jugueteaban con la libertad de caballos salvajes en los llanos de Dakota del Norte, antes de la llegada del hombre blanco. Lo mejor sería que López Caro pusiera en el campo a todos sus hombres duros. A Gravesen, a Salgado, a Helguera, a Raúl Bravo. E incluso, aunque estuvieran lesionados, a Woodgate y Pablo García. A dar leña, y que Ronaldo se encargue, en uno que otro rechace, de ganar el partido. Funcionó para el Wigan sin Ronaldo. ¿Por qué no va a funcionar para el Real Madrid?