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Una de caballeros y piratas

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Hoy solicito cierta indulgencia para no estar de acuerdo con dos de mis poetas preferidos, Sabina y Serrat, que tan bien han cantado las excelencias de los piratas. Ya saben: a Sabina, si le dieran a elegir, elegiría "...entre todas las vidas, la del pirata cojo, con pata de palo, con parche en el ojo y cara de malo". Y Serrat no le anda a la zaga deseándoles "... larga vida y gloria eterna". Pero lo cierto es que la vida habría sido mejor con menos piratas y más caballeros. Puede que más de uno piense que ando algo predispuesto en contra de los hermanos de la costa después de cinco días dando tumbos dentro de un velero en el mar del fin del mundo, cruzando el estrecho de Drake. Aunque ¿qué puede esperarse de un lugar que lleva el nombre de un pirata inglés?

De aquellos tiempos viene la frase de "darle lo suyo y lo del inglés", después de que este pirata asolara poblaciones españolas del Pacífico. Con las bodegas a rebosar de dinero robado e incapaz de volver sobre sus pasos, Francis Drake se vio obligado a completar la segunda vuelta al mundo, tras la de Juan Sebastián Elcano y un puñado de compañeros. Eran tiempos en los que los reyes ingleses concedían títulos nobiliarios a los ladrones y los navegantes españoles eran los caballeros. Saber algo de historia suele ser útil, y no sólo por aquello de que quien la desconoce está condenado a repetirla. Sirve también para no crear mitos de actitudes e individuos que no merecen tal reconocimiento. Y también nos sirve para explicarnos algunos aspectos del presente. La situación actual del Real Madrid me recuerda, en muchos aspectos, a la de aquellos tiempos en los que los valientes no eran los piratas, sino los que luchaban contra iguales, como el marino Navarro en la batalla de Tolón, como les explicaba hace unas semanas.

Por estos mares en los que me encuentro también estuvo un insigne navegante español, Sarmiento de Gamboa, que tras la incursión de Drake convenció a Felipe II para fortificar el estrecho de Magallanes y establecer poblaciones en aquel "fin del mundo, en el acabamiento de la Tierra". Dejó su vida en el intento, frustrado por el azar y la incompetencia de los políticos de turno. Pero él, hasta el final, fue leal a su país, a su rey y a su conciencia. Murió pobre y en la mar, que eligió como hogar. Ni el rey le pagó ni en España se le recuerda, (¡por fin! le van a poner su nombre a un barco de investigación del CSIC). Mientras, Drake es famoso en el mundo entero, y fue nombrado caballero por la reina. Que los piratas, además, tengan buena prensa y Sabina les haga hermosas canciones, me parece muy injusto. Que se queden con el dinero, pero que todo el mundo sepa que los valientes son los caballeros, los que luchan hasta el final.

Sebastián Álvaro es director de 'Al Filo de lo Imposible'.