En crisis y es el club más grande
Puede resultar irónico que la UEFA rinda un homenaje al Madrid en tiempos como estos, de capa caída. Pero por otro lado, no. Por otro lado es apropiado que justo ahora se celebre esta ceremonia. Porque lo que se festeja no es el Madrid de ahora, sino el Madrid eterno. Lo que representa el nombre en valores y glamour. Y lo curioso, lo que es digno de asombro pero también de admiración, es que la imagen del club se mantenga en alto pese a los fiascos deportivos que se han vivido en los últimos dos años. Es apropiado, ante todo, como regalo de despedida a Florentino Pérez, cuyo gran logro ha sido engrandecer el nombre del Madrid en sus seis años en la presidencia. Puede que no haya logrado sus objetivos, pero eso ha sido en parte por lo extravagantes que han sido sus sueños. Ganar casi sin defensas, sin equilibrio táctico, con un equipo consagrado al ataque y al espectáculo: ese fue el descomunal propósito que se planteó Florentino en la extraordinaria temporada 2003-04. Casi lo logró.
Pero después, hasta la caída fue épica. Nunca en el fútbol se había caído de manera tan estrepitosa tras haber llegado tan alto. Desde entonces, el Madrid no ha ganado nada, pero ningún equipo ha dado más que hablar en el mundo. Ningún equipo genera más conversaciones en más lugares. Por eso el Madrid genera más dinero que cualquier otro equipo. Lo tremendo de la era Florentino es que a pesar de esto, y gracias ante todo a la grandeza de su visión, el Madrid sigue siendo el club más grande del mundo.