Yo digo J. J. Santos

O se marchaba él o echaba a veinte jugadores

J.J.Santos
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No creo que nunca haga público lo que se le pasó por la cabeza el domingo por la noche en Mallorca. La amargura era tal que, salvo su propia familia, nadie imaginaba que iba a arrojar la toalla y presentar ayer su dimisión. Su orgullo de madridista no soportó el penúltimo desplante de unos jugadores que sentirán más que nadie su ausencia en unos días. Lo digo porque con Florentino Pérez al frente han logrado un reconocimiento mundial inusitado y un balance positivo en sus cuentas corrientes nunca antes soñado. Florentino sabía que había creado un monstruo en ese vestuario con muchas cabezas y que ni el palo ni la zanahoria iban ya a funcionar. O se marchaba él o despedía a muchos de los jugadores que se escondieron en Mallorca.

Por una vez no ha pagado el pato el entrenador. No hubiese sido justo. Tampoco lo es que Florentino se marche sin haber acabado su segundo proyecto, que comenzó en julio de 2004. Aprovecharán los arribistas para llamarle cobarde, saldrán las sanguijuelas para cuadrarle unas cuentas que ni existían cuando se hizo cargo del club. Pero eso iba a ocurrir hoy o dentro de dos años. Se marcha porque nunca acabó de entender el modelo paternalista que tenían que asumir los presidentes, ni las cifras que se pagaban en el fútbol sin tener una correspondencia con los resultados. La banca siempre gana, pero en este caso la banca no es el club, sino los jugadores. En lo personal, se marcha un amigo. Ojalá a partir de ahora pueda disfrutar de nuevo con el fútbol.

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