Noche de grandes batutas
El emplazamiento de este comentario, entre la Copa grande y la infantil, me sugiere ante todo una reflexión: la pervivencia del 7. Porque ese número llevaba en su camiseta azulgrana el chaval que ayer recogió el trofeo de campeón en la Minicopa, el mismo número que hizo popular su padre, Joan Creus, dos veces campeón de Copa con el Barça y otra con el TDK Manresa. El tópico de seguir los pasos del progenitor encaja aquí con más precisión y brillantez que nunca.
Hablando de directores de juego (porque los Creus, padre e hijo, lo son) elogiemos la sabia decisión de nombrar MVP de la final a Pablo Prigioni, magistral batuta de esa orquesta sinfónica que es el Tau actual. Soy un entusiasta de los grandes bases (considero a John Stockton el mejor jugador de siempre), así que incluyo a Prigioni en mi santoral de héroes deportivos, junto a Cabrera, Corbalán, Martínez Arroyo, Vicente Ramos, Sergio Belov, Mirza Delibasic, Tiny Archibald, Magic Johnson y otros que me han llenado de entusiasmo con su talento. Por último, una pregunta. Tras contemplar el exitazo de la Copa en Madrid, ¿por qué hemos estado 46 años sin acoger una final de Copa?