Jugando con miedo a perder
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Zaragoza ha dejado tocado al equipo. Se vio ayer en Bilbao, y eso que la exquisitez de Zidane puso el partido de cara. Pero no fue suficiente. La regresión en el juego era directamente proporcional al pánico que tenían los jugadores por un nuevo tropiezo. Era como si jugaran atados de pies y manos. Como si temieran fallar en cada jugada, tirar mal el fuera de juego, pifiar el despeje... Y así es muy difícil jugar si además tiene enfrente un equipo que, pese a las limitaciones, pelea como si fuese el partido decisivo de la temporada.
Pero, al margen de sensaciones generales, el choque dejó otras evidencias. Ronaldo no se atreve con algunas cosas porque, como ocurriera con Zidane hace dos meses, resulta costoso salir del túnel de las lesiones, y más cuando uno va cumpliendo años. Se demostró también que Cicinho, con la corriente a favor, sería ya un jugador deslumbrante. No hay que echar en saco roto el trabajo de maduración de Robinho. Falla goles cantados pero está ahí siempre y aporta un trabajo defensivo pocas veces visto en otros galácticos. Más preocupante resulta la lesión de Pablo García. Este equipo necesita un jugador de sus características, que no dé nunca un paso atrás. El martes será otro tipo de terapia.




