Revolotea la maldición copera

Uno se pregunta si, además de las charlas tácticas, los futbolistas ven la tele y los partidos de sus rivales. Lo digo porque, al margen de cómo preparara López Caro el partido, me gustaría saber si sus chicos vieron el Zaragoza-Barça de Copa. De ser así, resulta imposible que les puedan pillar de pardillos en una primera media hora horrorosa, sólo tapada por la excusa de que el árbitro estuvo igual de mal que ellos. Seguro que la mayoría no tuvieron la curiosidad de ver aquel partido. Los que sí lo vimos, nos tuvimos que frotar los ojos para comprobar que no era una repetición del mismo.

Ahora, que a López Caro ya le vale. Porque sobre él no tengo dudas de que había visto ese precedente. Y pese a ello, se le ocurre cambiar casi por completo la defensa de los últimos partidos, justo el día que se enfrenta al equipo que está demostrando mayor capacidad goleadora. Por no recordarle que la bromita de conceder la manija del juego del equipo a Gravesen dura un mesecito. No parece que una semifinal de Copa sea la cita adecuada para guardar nada en el banquillo. Y después de proclamar que Zidane saborea sus mejores minutos de los últimos años, no parece muy lógico que lo deje de mirón. Entre unos y otros, la Copa a la basura. Dejará secuelas.