El cuarto as
Cuando alguien lleva más de medio siglo metido hasta las cejas en el baloncesto caben dos deducciones inmediatas. Primera: ya no es un chaval. Segunda: le gusta el deporte del albondigón y las papeleras. Eduardo Portela, distinguido esposo de María Planas (la entrenadora más laureada de nuestro país) no sólo ha demostrado su pasión por el basket, sino que le ha dado tanto o más de lo que ha recibido. Anselmo López, Raimundo Saporta, Segura de Luna y Eduardo Portela. Este es mi póker de ases particular entre los directivos que ha tenido el baloncesto español. Cuatro personajes muy distintos entre sí, pero con dos cualidades comunes: gran inteligencia y profundo respeto hacia los rivales/compañeros de viaje.
Portela fue entrenador y directivo en varios equipos (en especial, trece años en el Barça) pero básicamente es el emblema viviente de la ACB, como la silueta de Jerry West lo es en el logotipo de la NBA. A mi entender, su principal logro, alcanzado junto a muchos y buenos colaboradores, es haber creado un modelo de gestión deportiva que han ido adoptando todos lo países importantes del baloncesto europeo y que ha alcanzado respeto, admiración y reconocimiento en todo el mundo. Organizaciones de ámbito multinacional como la Euroliga y la ULEB se rigen y crecen según el patrón y el impulso españoles. Ya hemos exportado algo más que paella, flamenco, siesta y sangría. La autogestión de los clubes profesionales de baloncesto es, en buena parte, hija ilustre de Eduardo Portela.