Por encima de todos Beckham

No dirá verdad más grande Florentino: el Bernabéu quiere, además de triunfos, espectáculo. Es de los pocos sitios donde se puede aplaudir un pase o un control con la misma fuerza que un gol. Ayer, pese a que Zidane marcara dos tantos, pese a que Cicinho es ya una gran aportación y pese a que Ronaldo regresase, el respetable se quedó con Beckham. El inglés tiene el don de poder dibujar con sus pases lo que otros tardan segundos en pensar. Él piensa y ejecuta en décimas y lo hace con la precisión del delineante, con el mimo del orfebre, con la elegancia del bailarín. Pocas veces vi tan sumiso al balón, tan entregado a una bota.

Viéndole jugar en nuestro fútbol es como si hubiésemos importado en un recipiente de esencias lo mejor y más delicado del fútbol inglés. Allí se juega en largo, pero son pocos los que pueden hacer de ese estilo una obra de arte y David lo consigue. Ayer fue para recordar. Ni tan siquiera acabaron en gol los dos lienzos que trazó con su fino pincel situado en la bota derecha, cuadros que luego deslucieron con malos controles Robinho y Ronaldo. Da igual. Esas cosas también justifican el precio de una entrada. La brega que caracteriza su juego, no faltó. El Bernabéu le despidió puesto en pie...