Florentino tropieza por tercera vez
Un hecho: el Real Madrid quería a Carlos Jiménez, pero no lo tiene. Deducción (mía): fracaso blanco. Un hecho: Iker Iturbe, Carlos Jiménez y Antonio Bueno, a quienes pretendía el Madrid (al menos, los dos primeros), juegan en el Estudiantes. Maljkovic tiene a Óscar González, Héctor García y Hernández-Sonseca, con los que apenas cuenta. Deducción: fracaso blanco. Una pregunta: si al Madrid le interesaba de verdad Jiménez, ¿por qué esperó meses para negociar en serio? Otra pregunta: ¿Por qué el límite de la oferta fue el mismo de diez años atrás por Alberto Herreros?
Florentino, disconforme quizá porque algunos le consideran un ser superior, aprovecha el baloncesto para evidenciar que es humano, que se equivoca. Por tercera vez tropezó en la misma piedra: entregar el poder máximo al entrenador del equipo de basket (Scariolo, Imbroda y, ahora, Maljkovic). Como premio al título de Liga Maljkovic merecía poder decisorio en los fichajes, pero de ahí a cargarse a Lolo Sainz hay una gran diferencia. Lolo era y es una institución en el Madrid, en el baloncesto. Arregló la sección, la devolvió a la cumbre. Su recompensa: a la calle.