Al fin hemos vuelto a sonreír
Me pongo en la piel del presidente Cerezo y me identifico con su sensación de alivio. El año en el que mejor se habían hecho las cosas en el plano deportivo, estaba siendo el peor de las últimas temporadas. Seguro que nunca pensó que la solución a tantos males la tenía en su propia casa. Pepe Murcia ha sido todo un revulsivo. Sólo con su llegada, rompiendo con la perniciosa influencia que representaba Bianchi, ya representó un plus de motivación para los jugadores. Su valentía ha servido para recuperar el alicaído potencial ofensivo del equipo. Murcia juega a ganar y para ello, lógicamente, cuenta con los mejores. Está dando continuidad a jugadores clave, lo que favorece su confianza. Es cierto que se está beneficiando de la ausencia de lesiones, tan cierto como que ha tenido la virtud de cambiar por completo la negativa y acomplejada actitud del equipo.
Ante el Deportivo vimos muchos exponentes del cambio. Vimos a un Atlético bien plantado en el campo y a unos jugadores que luchaban por cada balón. Vimos verticalidad y juego por las bandas. Ibagaza y muy especialmente Maxi, atesoran una progresión espectacular de la que se está aprovechando el conjunto. El único pero, cabe ponérsele a una defensa, principalmente Pablo y Perea, que sigue despistada sobre todo en los balones por alto que llegan al área. En cualquier caso, Murcia ha disipado muchos temores y nos ha devuelto la alegría. El nuevo técnico ha demostrado que había equipo. Lo que no había era entrenador.