No se vio ese gran Barça

El Espanyol hizo méritos para sacar un resultado mejor. Lotina no diseñó un planteamiento nada ambicioso, pero supo cerrarle bien los espacios a un Barcelona que no se encontró cómodo en ningún momento y no demostró ser ese gran equipo que lleva quince victorias consecutivas. Pero supieron dar los golpes justos y en los momentos más decisivos. Cuando todos esperábamos un empate al descanso y una segunda parte trepidante, Deco silenció Montjuïc. No fue un fall ni de sistema ni de la defensa, sino un mal cálculo de Kameni. De la Peña ya había avisado el día anterior que para ganar tendrían que ser perfectos... y el Espanyol cometió errores. Como el que en la segunda mitad, en el minuto 2, dejaba el partido casi sentenciado, en un fallo en la pérdida de la pelota y en el achique de la línea de cuatro defensas.

Luego, con ese panaroma y ante todo pronóstico, el Espanyol reaccionó y ofreció sus mejores momentos a base de casta. La entrada de Corominas le dio mucha electricidad a un equipo carente de jugadores que supieran encarar y regatear con peligro. Incluso el equipo tuvo momentos de frescura con la pelota, que acabaron en buenas combinaciones de ataque, pero lógicamente la calidad y claridad de las ocasiones era inferior a la del Barça. Ante todo se vieron dos modelos diferentes y contradictorios, pero hubo emoción hasta la última falta que botó Iván de la Peña. Fue un digno tuteo a un Barcelona que ayer fue menos, y todo gracias al trabajo del Espanyol.