Sólo queda la vitamina de la Copa
El año no puede empezar con un desafío mayor. El choque copero de octavos ante el Zaragoza puede y debe ser un revulsivo que nos haga salir del calamitoso estado en el que nos encontramos. Como ha sucedido en años anteriores, el habitual fiasco en la Liga hace que la poca ilusión que nos queda la pongamos en el torneo del K.O. Una competición que nos ha servido para, al menos, salvar la cara en más de una ocasión durante estos malos tiempos. Jugamos en casa y ante un rival que ni es superior ni tampoco está desarrollando un juego por el que tengamos que temer. Pero también es cierto que el grado de confianza de los nuestros está por los suelos, por lo que somos vulnerables ante cualquier rival con un mínimo de orden y de ambición en el campo.
Será porque uno empieza siempre el año pensando en que todo va a ir mejor, pero pienso que, en estos días de descanso, cada cual habrá reflexionado sobre cómo salir del bache. Es de esperar que Bianchi, consciente de que se la está jugando este mes de enero, sea capaz de conseguir que un equipo de jugadores notables funcione como tal, es decir, como un bloque que sabe lo que quiere. También es de esperar que los jugadores demuestren ese valor y ese coraje que, como la mayoría, echa de menos el presidente Cerezo. La Copa va a representar algo más que la vitamina que pregona el Virrey. Creo que estamos ante una verdadera terapia de choque para un enfermo que no ha dado síntoma alguno de recuperación en los últimos meses