Ahora sólo falta jugar

En días como el de ayer, uno entiende un poco mejor a Ronaldo. Y sería bueno que los socios tomaran nota. Soldado no se parece en nada al brasileño, salvo en el instinto goleador. Pues bien, pese a su constante brega, a pelear cada esférico, a recorrer muchos kilómetros, prácticamente ni vio el balón en San Mamés. ¿No será que el equipo crea poco juego? ¿Dos medios centros para que uno de ellos se pase el partido retrasando balones a los centrales? Pero si yo fuera López Caro no caería en el desánimo. Al menos han ganado en agresividad en el último mes. Antes ni eso. Lo que pasa es que mejorando simplemente en la garra, el Madrid habrá dejado de ser perezoso pero seguirá siendo vulgar.

Y para crecer son tan importantes las palizas físicas en los entrenamientos como los resultados. En eso, la Copa puede ser un bálsamo. Pese a que siguen defendiendo mal, Sergio Ramos cada día demuestra más cosas, sobretodo si juega de central. Robinho al fin mantiene una posición fija en el campo pero su adaptación va a costar más de lo previsto, aunque en Bilbao se demostró que el único camino es dejarle muchos minutos en el campo, darle confianza, que no pague siempre el pato de los cambios. Lo de Baptista es otra historia. Si pierde la fuerza lo pierde todo, aunque para explotar esa cualidad debería recibir el balón en otras condiciones. Y lo mejor de todo es que en menos de un mes nos hemos olvidado de la pamplina esa del cuadrado mágico.