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'Estadio Alfredo Di Stéfano'

Los reconocimientos a los grandes hombres siempre deberían hacerse en vida. Me molestó bastante que el jurado de los Premios Príncipe de Asturias le hurtase a Alfredo Di Stéfano un galardón que, con todos mis respetos, merecía más que Fernando Alonso. El asturiano ha revolucionado la Fórmula 1 y ha hecho algo grandioso. Cierto. Pero La Saeta llegó mucho más lejos. Lideró al mejor equipo de fútbol que haya existido y logró que toda España y media Europa se hiciesen del Madrid por las excelencias de aquella máquina en la que Gento, Puskas, Rial y Kopa bailaban al compás de ese "futbolista total".

Así me lo definió siempre mi padre. "Tú nunca sabrás lo que es el fútbol de verdad. Di Stéfano subía y bajaba sin desfallecer, pasaba, recuperaba, gritaba, empujaba y metía tres al Eintracht si se terciaba. Hijo, él y Bernabéu construyeron esta historia que ahora te ha tocado escribir". Me frustra, como a varias generaciones, no haberle podido ver in situ. Pero me bastan los testimonios emocionados de los privilegiados testigos. Los ojos se les iluminan cuando relatan sus hazañas y sus inmejorables anécdotas.

Ahora que todos celebramos la batalla que Don Alfredo está ganando en el Hospital La Fe de Valencia, pido al Madrid que premie a su Presidente de Honor con un reconocimiento justo y merecido. La Ciudad Deportiva de Valdebebas sería el escaparate idóneo. Una instalación grandiosa, como La Saeta. Allí se ubica el campo del Castilla, a punto de inaugurar su primera fase y ampliable hasta los 24.000 espectadores. El club sopesa que se llame Estadio Alfredo Di Stéfano, igual que existe el Estadio Santiago Bernabéu. Los dos hombres que forjaron la historia más bella jamás contada.