Grazie, signor Sacchi, buon Natale
La alentadora lección que nos deja Arrigo Sacchi tras su extraño paso por el Real Madrid es que en el fútbol todas las opiniones valen. Podemos seguir diciendo los disparates que queramos con los amigotes en el bar con la seguridad de saber que son tan válidos como los análisis expertos de los más sesudos futboleros. Los que se empeñan en buscarle explicaciones racionales a todo e insisten hoy en el fracaso del "modelo mercantil" de Florentino Pérez olvidan que el modelo (mejor conocido como "Zidanes y Pavones") fue abandonado hace un año. La contratación de Sacchi representó el regreso a la ortodoxia. Por eso Sacchi anunció en verano, con enorme satisfacción, que una vez más el Madrid tenía un equipo "equilibrado"; que Pérez había vuelto a lo suyo y ahora él, Sacchi, era "el presidente en lo deportivo".
Y, efectivamente, fue Sacchi el que recomendó que trajeran a Luxemburgo y el que bendijo los fichajes del verano. Fue Sacchi el que avaló la original idea de que Baptista era un centrocampista, y el que no avisó (como una persona dotada de un conocimiento superior podría haberlo hecho) que en vez de traer a Robinho directo al Madrid hubiera sido mejor foguearlo un tiempo (como se hizo con Romario, Ronaldo y Ronaldinho) en una liga europea menor. Los amigotes decíamos en julio que hubiera sido mejor fichar a Ballack. Igual nos hubiéramos equivocado. Pero tenemos nuestro consuelo navideño: la alegría de reconocer que, de fútbol, Sacchi no sabe más que nosotros.