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Bianchi ya no puede seguir mudo

Lean esta doble página y contengan las lágrimas si son rojiblancos (los madridistas, las risas, por respeto y por si acaso, que lo de Keane puede ser cómico). Ésta es la caótica situación del Atlético de Bianchi, el Virrey salvador, que, hasta el momento, no pasa de ser uno más en la rueda de técnicos incapaces de hacer funcionar a un equipo que encadena decepciones a ritmo de vértigo. Vaya por delante que estos jugadores agotaron al maestro Luis Aragonés e hicieron parecer medianías a entrenadores solventes como Manzano y Ferrando. La plantilla no da la talla y es la primera responsable de este enésimo fiasco, pero a Bianchi se le acaba el tiempo y ha llegado el momento de exigirle una explicación, suponiendo que la tenga. El mudo tiene que hablar ya.

Y hablar en público y en profundidad, no en llamadas telefónicas a Riquelme para quejarse de la plantilla que él ayudó a confeccionar. Debe de entender que es la cabeza visible de un histórico, cuya afición requiere respuestas inminentes. Me consta que él no puede controlar los errores individuales, que entrena a conciencia el remate y luego sus atacantes fallan. Pero sí puede ser fiel a sí mismo y no plegarse a sus estrellas, como hizo con ese 4-2-4 tan alejado de sus ideas que utilizó al principio. También urge que olvide la soberbia que le lleva a sacar a relucir su palmarés cada vez que un jugador le reprocha algo, aumentando así la distancia con ellos. Y tiene que hablar ya a una afición que quiere hechos, pero que prefiere palabras sensatas a un silencio sospechoso.