Luis les ha comido el coco

Las palabras de Raúl no son producto de la casualidad, ni de la euforia generada tras la manita a los eslovacos. Esto viene de lejos, casi desde el pasado verano. Cuando Luis accede al cargo de seleccionador, le deja muy claro al capitán para qué ha ido ahí y qué quiere de él y del resto. Le dice a Raúl que ha aceptado el reto porque se puede ganar el Mundial, que los cuartos de final, de los que siguen presumiendo otros, no le valen de nada, que como mínimo hay que buscar las semifinales y a partir de ese momento pelear el título de tú a tú con el resto de selecciones poderosas. Lo que pasa es que, según se iba enredando la clasificación, hubiera sido imprudente escuchar que vamos a por el Mundial de Alemania.

Ahora que el objetivo está casi cumplido, los jugadores han querido respaldar el mensaje de su entrenador, con el que cada vez están más unidos. A Raúl y compañía les gusta que su técnico les mire a los ojos, que se preocupe de si la Federación paga o deja de pagar las primas, que no se meta en grescas inútiles con los medios de comunicación. Esa sintonía ha acabado siendo casi perfecta con Aragonés y llega el momento de devolverle el trato generoso. Saben que la mejor forma de hacerlo es asumir como propios los sueños del veterano seleccionador. Todos han acabado creyéndoselo. Esto no es lo de siempre, lo de que nos vamos a comer el mundo. Luis y los suyos van en serio. Por eso hoy no despreciarán a Eslovaquia.