Humillante para el aficionado
Tanto los accesos a través de los transportes públicos, como la escandalosa ausencia de aparcamientos son la gran asignatura pendiente de un estadio que no podrá tener nunca la categoría que pretende, mientras no facilite al aficionado el insufrible acto de llegar al estadio. A los responsables del club habría que reprocharles no haber exigido con más firmeza bocas de metro más próximas al Calderón y un servicio de autobuses acorde con los eventos deportivos que soporta y al que, sin desmayo acuden miles de personas.
Capítulo aparte merecen las insufribles obras que tenemos que soportar los aficionados a los que no nos queda más remedio que andar varios kilómetros hasta el estadio. Es indignante el desprecio del Ayuntamiento hacia los seguidores atléticos. Cabe pensar que sea toda una estrategia para persuadirnos que lo mejor es que nos vayamos, porque no es de recibo ver el estadio rodeado de zanjas, socavones, grúas y Dios sabe cuántos artilugios más. No se pueden poner en marcha obras tan malintencionadamente y sin tener consideración alguna con el ciudadano, en este caso atlético, que encima las está sufragando con su bolsillo.