El problema no se llama Eslovaquia

Dice Luis que los que parecemos tener miedo somos nosotros, los periodistas. Pues sí, igual algo de canguelo hay, pero está más que justificado. Han sido muchas las veces durante la clasificación que íbamos de sobrados porque los rivales eran muy inferiores y a base de batacazos se nos ha metido el miedo en el cuerpo. Además, sabemos que esta vez no hay segunda oportunidad. Ocurrió con Lituania o con Bosnia pero no puede pasar con Eslovaquia. ¿Que somos mejores? Eso no lo duda nadie. ¿Que de diez veces que juguemos contra ellos debemos ganar nueve? Evidente. Pero, por desgracia, el grupo que maneja Luis en el último año no le ha ganado con autoridad a nadie. Miento. Eso vale para partido oficial. A Inglaterra se la ganó sobradamente.

Querido Luis, de ahí viene el miedo. Pasó igual en la repesca de hace dos años ante Noruega. Bueno, fue peor. Entonces se les zurró más la badana a seleccionador y jugadores. Y porque tenemos poca memoria, pero los días entre la ida y la vuelta fueron infernales tras ganar por la mínima en casa a los nórdicos. Ojalá no viajemos el lunes a Bratislava con la soga aún más apretada al cuello. Hay que demostrar mentalidad ganadora y la autoridad necesaria para ejercer una jerarquía que se nos presume. Tanto empate ante equipos semidesconocidos y tanta sequía goleadora, han dejado tocado nuestro ánimo. Y de paso, han elevado la moral de los contrarios. ¡Si hasta los eslovacos se han ofendido porque decimos que son peores!