Lenin, una estatua en el polo
Una estatua de Lenin. Eso es lo que se van a encontrar, si no la han enterrado las tormentas bajo la nieve, Ramón Larramendi y sus compañeros de aventura en el Polo de la Inaccesibilidad, el rincón más remoto e inhóspito del continente más remoto e inhóspito, la Antártida. La dejó allí una nutrida y potente expedición soviética en la década de 1950. Mientras los norteamericanos se empeñaron en construir una gigantesca base científica, la Amundsen-Scott, en el Polo Sur Geográfico, los soviéticos prefirieron interesarse por este otro polo, mucho menos "asequible" y que es ahora nuestro objetivo para los próximos meses, en el que ya es uno de los proyectos más importantes de la historia de Al filo.
Por aquel entonces la U.R.S.S. era una potencia mundial también en el mundo de la exploración, tanto del espacio exterior como de los polos terrestres. Y así lo demostró con aquella expedición en la que viajaba una estatua del padre de la Revolución bolchevique. La base Novo (abreviatura de un tan largo como impronunciable nombre ruso), nuestro hogar en la Tierra de la reina Maud, está dirigida por Vladimir, un buen ejemplo de aquellos tiempos de esplendor y también de estos que corren, bastante menos brillantes para su país. Se trata de un vulcanólogo de gran experiencia que ha estudiado volcanes por todo el mundo, de la península de Kamchatka a Nicaragua (donde aprendió todo el español que sabe: "Chica bonita" y "póngame cuatro cervezas"). Ahora dirige el trabajo de esta base rusa, que en realidad se dedica a trabajar para bases de otros países más boyantes levantadas en esta parte del continente antártico. Se encargan de abastecer de todo lo necesario a esos asentamientos desde el mar o desde el aire.
Aquí se encuentra, por ejemplo, el mayor experto en lanzamiento de cargas desde un avión en vuelo y que es ruso. Todos estos pilotos, marinos y científicos adquirieron su magnífica experiencia y pericia en los polos, encuadrados generalmente en el ejército soviético. Y cuando se desmoronó su imperio, se tuvieron que convertir en jornaleros del hielo. Uno de sus clientes es la base de la India o un investigador belga que está trabajando para conseguir una base para su país. Son sólo dos ejemplos que prueban la importancia que se le da a contar con presencia en este sexto continente. Es de desear que los nuevos aires que han llegado a nuestro Comité Polar trabajen para potenciar el papel de España en la Antártida, hasta ahora marginal. Valdimir y sus compañeros resultan imprescindibles para todo aquel que desee desentrañar los misterios que todavía se esconden en esta tierra. Son unos más de aquellos "cocineros de César" de los que hablaba Brecht cuando se preguntaba quiénes están detrás de los grandes hombres que han protagonizado la historia de la Aventura.