Millones de sueños en juego
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No he defendido nunca lo de tener que ganar por bemoles, ni recurrir a la heroica para sacar adelante una eliminatoria, ni involucrar a millones de aficionados para responsabilizar a los que tienen que meter la pelotita en la red. Pero, viendo llegar ayer a los internacionales a la concentración de Las Rozas, caí en la tentación y de ahí el titular que encabeza esta columna. Igual hoy es la excepción. Porque pocas veces habrá tantos aficionados identificados con un equipo, empujando en la dirección que empujen ellos. Hoy no me suena a demagógico. Es más, considero necesario que los jugadores que ha convocado Luis lleven desde el comienzo esa pesada carga sobre sus espaldas. La eliminatoria ante Eslovaquia no permite que nadie se escaquee. Si hay algo que Luis no ha conseguido en su primer año en el cargo es que el equipo transmita sensación de ganador, soberbia del que se cree superior en el terreno de juego, ambición necesaria para no dejar la más mínima duda al rival de que eres superior.
Falta ese espíritu. Falta hoy y ha faltado históricamente en la Selección. Lo sabe el seleccionador y lo saben también los aficionados, que barruntan problemas e incertidumbre desde el primer minuto hasta el último de esta eliminatoria a vida o muerte contra Eslovaquia. Desconozco si Luis puede dar la vuelta a ese estado de ánimo en esta semana que tenemos por delante antes de la primera cita en el Vicente Calderón. Difícil. Pero no tengo dudas de que la clave para estar en el Mundial de Alemania está más en la cabeza de los jugadores que en sus piernas.




