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¿De simples figurantes a protagonistas?

Desconozco un pluriempleo que sea más improductivo para la sociedad que el de cuarto árbitro en un partido de fútbol. Quién "pilló" la idea, merece penitencia. Y el que ordenó su implantación, castigo. Ejerce de guardia municipal (ojito al entrenador que cruce la raya de su zona), de hombre-anuncio (sale el 9 y entra el 17) y el de receptáculo -con derecho a vacaciones- de las protestas de quienes ocupan ambos banquillos. También de aplicado(?) amanuense. Hasta hoy, su presencia justifica el que durante casi un siglo no existiera.

Hasta hoy. Mañana el pluriempleado figurante puede pasar a ser el "prota" que reciba todas las leches. Si el sentido común no lo remedia, el vídeo puede ser un elemento más en un partido de fútbol profesional. Esta semana en Madrid, representantes de todas las Ligas europeas acordaron proponer a la FIFA la utilización de este aparato en tres supuestos: si el balón cruza o no la línea de gol; los goles marcados con la mano y si la falta se produce dentro o fuera del área. A cualquier aficionado se le ocurren otras tantas -o más- jugadas que merecerían ser examinadas. Puro dislate la irrupción del vídeo en el arbitraje. Como dice el sabio José Luís Sampedro, "hemos caído en la tecnolatría".

En diciembre del pasado año, el presidente de la Federación italiana de fútbol, Franco Carraro, inició una muy publicitada campaña a favor del artilugio. A juzgar por sus andanzas, Carraro podría ser una reencarnación del charlatán que vendía crecepelo en el "far west". En vez de profesionalizar a los colectivos arbitrales y capacitarlos mejor, pretenden maquillar sus carencias con tecnología. Ignoran que la estructura es lo que dura. Lo demás es coyuntura .