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Seguimos esperando a Robinho

En el Bernabéu, poco antes del comienzo del partido del domingo contra el Valencia, intercambié mensajes de texto con un amigo brasileño que también estaba en el estadio. "Lo de Robinho, ¿es cuento?", le pregunté. "No es cuento", me contestó. "Es un sueño del fútbol. ¡Hoy despertará!". Pues seguimos esperando. En el partido contra el Depor parecía un niño talentoso infiltrado en un partido de mayores. Le dejaban que hiciera dos virguerías por los costados pero en cuanto amenazaba con acercarse a la portería, piff, un empujoncito, y apártate, hijo. Que no te lo vayas a creer, ¿eh?

Pues el mundo del fútbol sí que se lo ha creído. Hasta el Chelsea, la actual referencia global en cuanto a sabiduría futbolística, lo quería fichar. Robinho iba a ser, muy pronto, el mejor futbolista del mundo; uno de esos jugadores, como Ronaldo, que aunque el equipo juegue mal, te gana el partido. Dicen en el Madrid que hay que sedarle tiempo. Pero Leo Messi no lo ha necesitado. ¡Qué terrible sería para el madridismo si Messi se convirtiese en la estrella de la temporada y Robinho en otro Denilson! Es, más bien, impensable. Robinho, hijo, seguimos creyendo en ti. Que en este Madrid lo que no falta es el optimismo. Pero, por favor, ¡despierta!