El Balón de Oro para Beckham
Aconteció en el noble palco del Bernabéu mediada la segunda parte de la goleada ante el Rosenborg. Mi admirado Hugo Gatti (mucho más cuerdo que un servidor) iluminó los ojos y los oídos de tres de los hombres de confianza de Florentino: "Si Beckham fuese negro, sería Pelé". La sentencia tiene doble valor porque viene de un portero argentino cuya única religión ha sido siempre el buen fútbol. No nació junto al Bernabéu ni creció junto a las genialidades de Juanito o Butragueño. Pero se ha hecho madridista a base de entender el mensaje universal de este club que sólo tiene un afán en la vida: ejemplarizar con su juego y sus gestas. Beckham personifica en este momento el verdadero espíritu del viejo Madrid.
Ganador, comprometido, poseedor de un guante de béisbol en su bota derecha y con ese orgullo inglés que se ha cruzado con el salero español hasta convertirlo en uno de los iconos de la afición. Llega la hora de la cosecha. Beckham se ha hecho acreedor al FIFA World Player y al Balón de Oro del año 2005. No habrá conseguido títulos con el Real Madrid, pero ha logrado lo más importante: ganarse el respeto del mundo del fútbol. David ha apagado el fuego de la demagogia. Es guapo y juega al fútbol como los ángeles. ¿Algún problema?