Mirar con el rabillo del ojo
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Cumplimos en San Marino, pero no es eso. Me refiero a lo de depender de terceros. Algo hicimos mal y ahora lo pagamos con una nueva repesca. Lo visto en esta República milenaria induce a pensar en otras cosas. Los equipos sin nivel deberían jugar entre sí porque sus partidos han dejado de tener gracia. Ir a un estadio para saber si son cinco, seis o la docena completa el número de goles que reciben, no motiva nada. Menos mal que teníamos la diversión de ver lo que ocurría en Belgrado. Por un momento recuperamos aquello que hizo famoso un árbitro, lo del rabillo del ojo. Durante la segunda parte mirábamos más al infinito que al campo.
Pero nada, no llovían goles de Bosnia. Insisto, es lo malo que tiene llegar sin los deberes hechos. Al menos Torres mejora su estadística de goles, Ramos se da el capricho de marcar a pares y Raúl sigue sumando internacionalidades. Puede parecer poco pero es que era difícil sacar mas botín. El billete para Alemania no se escondía aquí. Confiemos en que los líos y dificultades vividas en la clasificación sirvan para dar el verdadero nivel en una repesca accesible. Y si bromas como la de San Marino se acaban para siempre, mejor.




