Tarzán se llama Sergio Ramos...
Es el nuevo jabato que personifica el extraviado espíritu de la difunta furia española. Sergio Ramos tiene 19 años, pero juega con la gallardía y las tablas de un tipo de 29. Ha sabido esperar su momento sin rechistar. Y eso que hasta el más miope asume que Luis se ha equivocado al obcecarse en apostar por Marchena, Pablo o Juanito como compañeros de viaje de Puyol. El día que el capitán del Barça y el central del Madrid formen pareja atrás, van a crear un terror en los delanteros rivales que nos hará impenetrables. Yo que Iker se lo pedía al seleccionador en la próxima carta de los Reyes Magos.
Sergio, corpulento como Tarzán y veloz como un guepardo en sus subidas, demostró en ese país liliputiense ser un elemento distorsionante para el rival con sus apariciones en ataque. Lo mismo entra por el carril de Beckham como un cuchillo, que se incorpora al remate en los balones de estrategia. Así metió dos goles y buscó el hat-trick como si fuese Raúl o Torres. Este andaluz de melena generosa y actitud intachable nos hará recuperar la ilusión. En esta España descastada y yerma de fútbol son necesarios chicos como éste para pensar en positivo. Ramos se merendará a noruegos, suizos o eslovacos. Si es que le ponen, claro...