El Sevilla y el Espanyol conocieron ayer los obstáculos que deberán salvar en un maratón futbolístico llamado Copa de la UEFA que concluirá el todavía lejano 10 de mayo de 2006 en el estadio Ullevi de Göteborg. Aunque el fútbol español de clubes parece haber bajado un escalón en el escaparate europeo, hispalenses y catalanes no deberían tener problemas para meterse en la siguiente ronda, donde ya se encontrarán a ocho de los equipos que habrán descarrilado en la Champions.

Los finalistas de la UEFA, si no vienen de una ronda previa, disputarán quince partidos en esta competición, dos más por ejemplo que los de la Champions. Este desgaste estará justificado si al final levantas el torneo pero si te quedas en el camino los beneficios (económicos y deportivos) son más que discutibles. Juande y Lotina deberán rotar con inteligencia a sus jugadores para que dosifiquen sus esfuerzos. En realidad es como si disputaran una tercera vuelta de Liga en una temporada muy densa porque el Mundial de Alemania aparece en el horizonte.

El Espanyol verá compensado este esfuerzo con su contrato televisivo con TV3 pero el Sevilla no tiene garantizado ese aporte extra catódico (anda en líos con Antena 3). Hoy en día ya no se entendería una Champions sin la presencia de la televisión. Por eso la UEFA debería redondear este aún novedoso formato de la competición (ésta es su segunda edición) cerrando acuerdos con operadores televisivos que hagan más atractivo el torneo. Aún así, el infame recuerdo de la final perdida en Leverkusen en 1988 motiva al Espanyol y el Sevilla jugará obligado por su Centenario.