Que no nos pierda la ansiedad

Hay demasiados precedentes negativos, no menos rabia acumulada y enormes dosis de desencanto para no entender el derrumbe anímico del aficionado, en cuanto no acompañan los resultados. Los dirigentes del club hacen bien en transmitir una sensación de tranquilidad, pero no estaría de más que se mostraran más comprensivos con el hartazgo de una afición que no termina de ver despuntar al equipo. Justificada esa desilusión por el renqueante inicio de la temporada, conviene no caer en el catastrofismo.

Nadie con un mínimo de sensatez, puede dudar que el equipo es sensiblemente mejor al de años anteriores. Han sido muchos los cambios y es imprescindible que con la competición, Bianchi pueda conjuntar el bloque. Hasta el propio entrenador reconoce las carencias, por lo que es previsible que las suplamos en el mercado de invierno. Estoy convencido de que Maxi y Galletti encontrarán su sitio y aún no he perdido la esperanza de que resucite el Ibagaza que nos deslumbró. Lo dicho, que no nos pierda la ansiedad.