Comienza otra carrera
La Mancha siempre ha escrito grandes páginas de ciclismo. Es tierra de Quijotes, de molinos y de un insufrible viento de costado. En las largas llanuras manchegas, los corredores siempre han tenido en la metereología un enemigo que se transformaba en aliado ocasional. Desde las escapadas de Manzaneque a las emboscadas de la ONCE, la tierra de Cervantes ha dejado huellas de buen espectáculo ciclista. Ayer no fue así. El viento no quiso ser protagonista, pero apareció un nuevo enemigo: el calor. Y si unimos el sol de justicia con una jornada maratoniana, el resultado es un desgaste que el pelotón no tardará en pagar. En días como el de ayer se pierde mucho peso y las piernas lo notarán cuando se acumulen los kilómetros.
N o era, por tanto, un día para muchas aventuras. Más bien era un suicidio intentar algo, porque era obvio que el pelotón terminaría por imponer su ley. Hoy empieza otra carrera y todo será distinto, con una oportunidad clara para el primer triunfo local. El Alto del Castillo se hará muy duro y dará una alternativa al final en sprint. Yo apuesto por una fuga madrugadora y por hombres del perfil de Ángel Vicioso, Pablo Lastras o Joaquim Rodríguez. Ha llegado la hora de los buscadores de etapas y no es bueno desaprovechar oportunidades. En cuanto a los hombres fuertes de la general, únicamente tienen que estar atentos. Esa guerra no es la suya y lo único que debe preoucuparles es no perder la Vuelta antes de tiempo.