La profecía del Ramón de Carranza
Llegó, vio y venció. Robinho apareció por la pasarela del Bernabéu como el galáctico con mayor tirón popular de la era Florentino. Luciendo cazadora blanca (faltaría más), el heredero de Pelé tuvo un estreno digno de un Mesías que anuncia nuevos y mejores tiempos para el Madrid de Luxa. Más de 10.000 ciudadanos se olvidaron de la piscina y de la oficina para abrazarle. Robinho supo corresponderles con encanto, filigranas, diabluras con la pelota y una promesa que revolucionará nuestra Liga: "Si en Santos hacía pedaladas (bicicletas), claro que aquí las haré también".
Robinho está bendecido por los dioses del fútbol. Nació sólo once días antes de que Butragueño debutase en Cádiz (5-2-1984), en otro estreno que marcó una etapa inolvidable. Yo que Vanderlei sacaba media hora al crack en el Carranza. Es premonitorio. Dos goles y de Cádiz al cielo. Adivino similitudes atractivas entre ambos. El Buitre hechizaba con sus paradas en seco en el área que detenían el tiempo. Robinho también imagina, diseña, inventa y hace del fútbol la vocación de un niño de 21 años que dibujó su primer día de blanco sin renglones torcidos. Se echó mano al corazón y señaló orgulloso varias veces el escudo por el que se dejará la vida. Figo, ¿ves cómo no era tan difícil? Obrigado.