Buen balance veraniego

Globalmente la pretemporada nos ha dejado a los aficionados una excelente impresión. Bianchi ha realizado un trabajo concienzudo, equitativo y muy serio. Ha ensayado con enorme criterio todas las posibilidades individuales y colectivas que le permiten los jugadores que el club ha puesto a su disposición. Sin estridencias y desde su sapiencia y buen hacer, ha impuesto su autoridad a la plantilla y a los dirigentes de la entidad. Ha sabido motivar dando a todos las debidas oportunidades, algo que le ha servido, además, para calibrar atinadamente lo que pueden aportar al bloque los presuntos titulares y los que no lo son. Junto al resurgimiento anímico y deportivo de Torres, de la pretemporada me quedo con muchos detalles. La confirmación del gran fichaje que es el búlgaro Petrov, la recuperación, sobre todo de Luccin, pero también de Ibagaza, y la proyección que apuntan jovencísimos jugadores como Gabi, Valera (que pide a voces un puesto en la banda derecha) o el portero Cuéllar, son sólo algunos de ellos.

En el lado negativo no haber siquiera adivinado el potencial de Kezman o Galletti, la falta de acoplamiento de Maxi, que no es jugador de banda por mucho que se le sitúe en ella (ya dije en su día que íbamos a echar mucho de menos a Gronkjaer) y la constatación de que jugadores como Colsa, al que no le han faltado minutos a lo largo de esta pretemporada, están condenados al banquillo. En definitiva, arrancamos la temporada con la portería más que cubierta, con una zaga solvente, con sobresaturación en el centro del campo, unas bandas desequilibradas (muy bien por la izquierda y tirando a regular por la derecha) y un ataque que puede ser letal.