A desterrar los tópicos
Es verdad. Siempre por estas fechas nos hemos hecho las mismas ilusiones. Los agoreros de turno, los que de forma simplista, chulesca y descreída repiten que siempre nos pasa lo mismo, no entienden que la ilusión nacía del legítimo derecho por redimirnos. Tampoco terminan de creerse que esta vez puede culminar un largo proceso que se inició con la nefasta intervención judicial y el descenso a Segunda. El camino ha sido largo, tortuoso y en muchas ocasiones desesperante. Nos hubiera gustado que hubiera sido más corto en el tiempo y menos humillante, pero no ha podido ser y ya no vale lamentarse. Año tras año, sin apenas recursos económicos, se ha ido gestando un proyecto deportivo sólido, que esta temporada va a empezar a ver la luz.
Hay afición (nunca ha dejado de haberla), entrenador y jugadores. Y por encima de todo existe la impresión de que se cierra un penoso ciclo de nuestra historia. Empezamos la temporada sin esa lamentable sensación de ser un grande venido a menos, carentes de autoestima y con un cierto complejo de inferioridad respecto a los que antes competíamos de tú a tú. Bianchi nos ha devuelto el espíritu ganador diez años después del histórico doblete y va a enviar al baúl de los recuerdos muchos sambenitos que nos han hecho bajar la cerviz al tener que asumirlos indefectiblemente. Los agoreros, desde sus espléndidas atalayas patrimonio de la humanidad, esperemos que tengan que cambiar la estereotipada imagen que tienen de nosotros.