Talibanes y fútbol en Pakistán
Mientras espero que el tiempo permita volar al avión que nuevamente debe trasladarme a las montanas del norte de Pakistán, deambulo por Islamabad sin prisas, gozando a modo del ritmo paki, que a todas luces es mucho más saludable que el nuestro. Así pues, dejo pasar el tiempo de puesto en puesto entre regateos, amables invitaciones a té con gengibre y charlas sobre los sucesos que convulsionan la vida de este país, ahora en pleno ojo del huracán. Luego ceno con mi buen amigo Juanjo Giner, quien lleva en Pakistán casi tanto tiempo como nosotros de expediciones. Mientras asaltamos una insólita, dada su ubicación, y más que apetecible tortilla de patatas, me cuenta jugosas anécdotas del tiempo en el que los talibanes, forjados en las escuelas coránicas de Pakistán con el dinero de los norteamericanos, imponían la dictadura del terror en el vecino Afganistán. Los EEUU. jugaron a aprendices de brujo y ahora el terror de estos fanáticos ensangrienta el mundo entero. Un vistazo al telediario de TVE Internacional nos permite cambiar de registro para enterarnos de los nuevos fichajes del Real Madrid.
Espero que este año no se equivoque Florentino, me digo, casi al tiempo que Juanjo comienza a contarme una historia con el fútbol y los talibanes como protagonistas y tan real como la vida misma. Una historia que discurre entre el esperpento y la crueldad e incluso la risa, si no fuese porque el terror no admite chanzas ni equivocaciones, dado lo mucho que nos jugamos todos. En la última época de la dictadura talibán, me cuenta Juanjo, las relaciones entre Pakistán y Afganistán se habían deteriorado de forma alarmante y no se les ocurrió mejor cosa para "repararlas" que organizar un partido de fútbol de carácter amistoso entre las selecciones de ambos países. Qué mejor que un poco de sano e inocente deporte para aflojar la tensión.
Pero nada hay inocente en la mente de un fanático. Cuando el partido estaba a punto de comenzar en un estadio de Kabul, aparecieron unos airados barbudos del Ministerio de Lucha contar el Vicio. Acusaron de intolerable indecencia a los jugadores pakistanos porque estaban enseñando las piernas. En el acto, los integrantes del combinado pakistano fueron rapados y azotados públicamente, al tiempo que los espectadores allí congregados para disfrutar del encuentro se vieron recitando versículos del Corán bajo las amenazas de los fanáticos recién llegados. A mi parecer, la moraleja que se extrae resulta clara.
Con los que te quieren matar, y a la mínima excusa te azotan públicamente, ni se puede pactar, ni intentar mejorar las relaciones... ni siquiera jugar al fútbol. Aunque muy lentamente, en Afganistán los niños vuelven a jugar a la pelota y las mujeres pueden trabajar fuera de casa y así no morirse de hambre. Queda mucho trabajo por hacer en un país asolado por la intransigencia y la violencia fanática de unos talibanes que se fueron de allí expulsados por las armas, no por perder partidos amistosos.