Florentino: Un panal de rica miel

Aunque no haya intimado con sus perros ni abordado jamás ninguno de los Pitinas, creo conocer algunas de las fobias y filias de Florentino y, sobre todo, sus inquietudes. Pérez, perfeccionista hasta la obsesión, se ha encontrado con el gran problema de formar equipo de trabajo. Desde que llegó nunca acabó de entender este mundillo del fútbol. Le parecía sonrojante que su mejor ingeniero en ACS cobrase diez veces menos que un ejecutivo del club, por no comparar las cifras que se llevan futbolistas e intermediarios. Y no hablo de los entrenadores, que le dan como repelús. Pero pasado un lustro, ha entrado en la noria inevitable de una macro estructura que, en ocasiones, sirve de bien poco.

Porque el fútbol debería ser más sencillo, aunque haya que apostolizar medio mundo. El fútbol, según su concepto, lo deben interpretar los mejores jugadores del mundo. El club debe servir para que sus socios gocen de las mejores condiciones, ya sea en instalaciones o en comodidades en el estadio. Sólo un consejo: Florentino debe alejarse de aduladores y no ocultar su vocación presidencialista.