El hombre impávido
No es necesario explayarse en qué consiste este juego erótico/festivo. En todo caso no hay que mostrar el menor rictus facial. Llevan tiempo la Liga y la Federación escenificando esta recreación. Un prolongado paréntesis tan aburrido como dañino. La patronal del fútbol profesional español estrena presidente, Astiazaran, persona controvertida pero no estática. Angel M. Villar, el otro protagonista, revalidó el pilotaje de una federación en paños menores, judicial y económicamente. Y la Administración, brujuleando bajo la mesa.
El clímax doblega ya la resistencia y el desenlace se avecina por la vía de alta velocidad. Ayer el CSD intentó desahogar la situación. Ya lo dejó escrito Ángel Ganivet: "En el tiempo la fuerza va hundiéndose y la idea emergiendo". Terminada la opereta, el Secretario de Estado para el Deporte, Jaime Lissavetzky, parece decidido a recomponer el puzzle. Cada pieza pesa una barbaridad y su encaje requiere sentido común, tacto y autoridad. Se ha perdido demasiado tiempo, años, y tolerado más allá de lo que permite la sensatez.
La Justicia ya dilucidará en su momento las responsabilidades de los federativos imputados. Mientras, el CSD deberá resolver la patochada del aumento del canon federativo y el tema arbitral. Y encaminar la negociación de un nuevo convenio. No parece sensato desbloquear la subvención a la Federación, en tanto que el juez no se pronuncie. Por ahí hay que comenzar a rehacer el puzzle. Y después acarrear y anclar piezas tan pesadas como el incremento del porcentaje de las quinielas, o las actas abiertas por Hacienda a los clubes. Dudo que exista otro impávido tan poco gratificante. Y caro.