La retirada de Valverde estaba ya cantada. Con una rodilla lesionada no se puede correr el Tour y menos etapas tan duras y a medias tan altas como las que se van a disputar este fin de semana en los Pirineos. Pienso que Echávarri y Unzué han tomado la decisión más acertada. En estas condiciones el chico no tenía nada que ganar y mucho a perder. Especialmente el prestigio que se ha ganado a pulso en estas trece etapas, con su quinto puesto y mejor joven y, sobre todo, su triunfo en Courchevel, el único corredor capaz de derrotar a Armstrong. Todo ello se habría difuminado si en estos días llegamos a ver a Valverde arrastrándose por los puertos pirenaicos. Con Echávarri, que es muy listo, nunca se sabe si hay algún motivo más oculto, pero lo que está claro es que Valverde se va con la sensación de que puede con el Tour. Tiene 25 años y tres temporadas más de contrato y está en el equipo en que mejor le pueden llevar para el Tour. En otro equipo seguro que hubieran tratado de exprimir el momento y obligarle a llegar hasta París. Echávarri y Unzué miran más allá y no quieren hipotecar su futuro.

Yhoy empiezan los Pirineos, dos etapas en las que tiene que quedar definido el podio del Tour y un escenario distinto al de los Alpes, sobre todo por la climatología. Allí tuvimos 16 grados de media y aquí el termómetro va a subir por encima de los treinta. A Mancebo le gusta el calor y yo le veo bien. Y lo mejor es que él mismo cree en sus posibilidades.