El fiasco de Riquelme es un mal inicio
Me cuentan que Bianchi se agarró un monumental enfado cuando Toni Muñoz le comunicó telefónicamente que no podrá contar con Riquelme la próxima temporada. No es para menos. Resulta difícil pensar que contando con el deseo del jugador de trabajar a las órdenes de su maestro, las buenas artes negociadoras demostradas por el Villarreal hayan servido para que los castellonenses se lleven el gato al agua. Cierto es que, hoy por hoy, jugar de amarillo y en la máxima competición europea es un hándicap difícil de superar ante una oferta menor, la nuestra, que es una apuesta a largo plazo. Pero también es verdad que contábamos con el plus afectivo del jugador, que Toni, está claro, no ha sabido aprovechar.
De momento no se vislumbran en el horizonte sustitutos con la calidad de Riquelme, a no ser que Ibagaza despierte del letargo y, por lo tanto, lo único que cabe pensar ahora es que el proyecto que va a liderar el laureado entrenador argentino no empieza con buen pie. El club no ha conseguido poner a sus órdenes uno de los pilares sobre los que pretendía armar un equipo competitivo y de garantías. No hay nada peor en estos momentos de toma de contacto y en los que está todo por hacer, que se instale la desconfianza entre el técnico y el director deportivo. Confiemos en que no sea así, por el bien de todos.