Dos fichajes darían cierta tranquilidad
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Llegamos a la última parte de junio y nos damos cuenta de que estamos casi tan cerca de la pretemporada como del final de temporada tan magnífico en el partido contra el Athletic de Bilbao. Y también reparamos en que las cosas han cambiado mucho en sólo un año por lo que respecta al Espanyol y sus circunstancias. De aquellas luchas sin tregua entre el Consejo y Espanyol 3.0 bajo la tutela del todopoderoso José Manuel Lara Bosch hemos pasado a hablar casi en exclusiva de los refuerzos para la próxima temporada, síntoma inequívoco de normalidad en el club. Por suerte o por desgracia, siempre tiene que haber algún turbio asunto que empañe en parte la actualidad del verano, en forma de culebrón. A pesar de que hay que decir que en este caso parece que todo se debe más a factores externos que aquella lucha entre hermanos que concluyó con el Pacto del Windsor. Es el culebrón de Serrano. No le veo buen final, y conste que no sé quién tiene razón aunque debo creer al Espanyol. Considero que tendría que presentarse con el equipo el día 8, obligado por contrato, y luego ya se verá qué sucede en los tribunales. Si se queda, procederá un lavado de imagen, suponiendo que todo ha sido por inexperiencia. Si se va, los pericos nos pondremos como motos.
Ytambién está lo de Regueiro, un asunto mucho más propio de esta época estival. Ya ha dado demasiadas largas y en estos casos se debe actuar con rapidez, pues Riera puede cansarse en cualquier momento de esperar, ya que sabe (aunque naturalmente no le guste) que es la segunda opción. Suponiendo que Costa esté hecho, un segundo fichaje daría una tranquilidad muy agradable a estas alturas de verano.




