Las razones de Villar

Justo hace un año. Portugal. Eurocopa. Escribí entonces que el presidente de la Federación Española de Fútbol "esperaba que el tiempo viniera a buscarle". Acababa de conocer que el fiscal del juzgado que entiende de la demanda presentada contra la entidad que presidía, había solicitado la intervención de la Fiscalía Anticorrupción. Tenía a cuatro miembros de su equipo en situación de imputados, la Selección no generaba las expectativas deseadas y hacía un bochorno que empapaba. Malos tiempos para la lírica.En otoño Ángel M. Villar se presentó a la reelección. Ganó ajustadamente. Ahora el juez le ha citado a declarar, no como testigo, sino como imputado. La Federación ha redactado un comunicado en donde pinta el mundo al revés: agradece que el presidente "tenga la oportunidad de aclarar la falsedad de las imputaciones que se han lanzado contra diversos directivos desde enero de 2003". Debe de haber gato encerrado. De lo contrario, no se entiende el gusto para tan largo 'via crucis'. Y si el felino resultara virtual, habría que emplear otro calificativo que no el de masoquistas.La verdad de Villar debe de ser muy poderosa. Tanto como para digerir que durante tres ejercicios la Administración le tenga congelada la subvención hasta que el juez depure responsabilidades. Recias razones debe acumular para aguantar que los jugadores de la Selección le reclamen atrasos y tenga a las federaciones territoriales asfixiadas económicamente y amenazando con un plante. Durante casi tres años ha tenido una sucesión de oportunidades para demostrar su verdad. E imagino que también su inocencia. No lo ha hecho. Ha preferido seguir dentro, buscar la reelección y embarcar a los que todavía creyeron en él hacia un destino incierto. Sigue en la línea de prescindir del análisis de la forma y, supongo, basarse en el análisis de los números. Los mismos que Anticorrupción y el juez le han llevado a estar imputado. Justo en un año muchas cosas. También mucho calor. De cuatro ya son cinco los incriminados. Declarará la vigilia en que la selección se juegue su pase al Mundial. Tanta coincidencia acongoja.