Campeones bajo sospecha

Campeones bajo sospecha

Alberto García puede volver a correr desde hoy. Regresa con 34 años, después de dos de sanción. Con el contador a cero, porque ya ha pagado por su pecado. Un mal día tuvo la debilidad de enriquecer su sangre para ser más resistente. La tentación era grande. Había mucho dinero en juego, que no es lo mismo hacer buenas marcas que establecer el récord de Europa, ni tampoco salir de comparsa en una final que ganarla. Su mejora fue tan colosal que llegó a ser el único atleta capaz de seguir la estela de Gbreselassie en la pista cubierta de 2003. Poco después daba positivo con EPO. Cuando un deportista mejora de manera tan rápida y sorprendente suele haber gato encerrado. La IAAF le venía siguiendo la pista.

Ahora en España es el propio Consejo Superior de Deportes quien tiene bajo estrecha vigilancia a media docena de deportistas. Casualmente, su rendimiento ha pegado un bajón. De campeones han pasado a teloneros. Nunca han dado positivo, pero se han quedado varias veces en el límite. Unos controles por sorpresa les pusieron en alerta. Vieron que iban a por ellos y de inmediato suspendieron la medicación o la rebajaron al mínimo. Ya no ganan, alegan frecuentemente lesiones o un retraso en su puesta a punto porque preparan competiciones a largo plazo, dejando pasar las presentes. Mejor pillarlos aquí, que fuera. Y si a costa de ello ganamos menos medallas, mejor también, que luego nos sacan los colores.