La botella continúa medio llena

No resultaría decoroso crear falsas expectativas entre la ciudadanía. Las dificultades para que Madrid organice los Juegos de 2012 son las mismas que hace un año, y hace tres. Esas dificultades tienen nombre propio: París. La capital francesa siempre ha sido la favorita, con informe de expertos y sin informe de expertos, con huelgas o sin huelgas, con racismo o sin él, con el no a la constitución europea o con el si. Hace un par de meses intentaron manipular desde distintos medios franceses colocando a Londres como principal rival, ahora no podemos nosotros realizar unas cuentas ventajistas para decir que Madrid es la mejor colocada. No lo es, ni lo será el día de la votación en Singapur. La esperanza nace de un proyecto bien hecho pero también de lo caprichosos e interesados que suelen ser algunos miembros que votan y deciden.

El entusiasmo del alcalde de Madrid y el optimismo del comité organizador sirven de poco. No tienen capacidad de influencia sobre los que votan. Esa labor corresponde a otros y me consta que se han movido y se siguen moviendo en la dirección correcta. Son ellos, los que pertenecen al grupo elitista que decide, los que han de ganar voluntades o simpatías para Madrid. Y lo deben hacer con el margen que permiten las reglas del juego tras las corrupciones pasadas en anteriores designaciones. Mucho tacto, diplomacia y promesas de que en Madrid se lo pasarán de escándalo. Algunos a los que hay que convencer, aún se acuerdan de la fiesta que supuso Barcelona 92. A esos, lo de muy alta calidad de París o alta calidad, sin el muy, de Madrid, les importa poco. Sigo confiando en la labor de zapa de tres o cuatro personas. Ellos creen aún en la sorpresa.