No se puede jugar con ansiedad
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En vez de ser un elemento desequilibrante, Fernando Torres se está convirtiendo en una lacra. Suena duro pero es así. Sólo él puede dar vuelta a la situación. Discutir a estas alturas su velocidad, su regate, su genialidad a la hora de inventar y su potencial, resultaría estúpido y además escondería la realidad. Fernando tiene todo eso y más pero lo explota poco, menos que en su equipo. ¿Cuál es el motivo? Pues que parece que le falta tiempo, que necesita demostrar cada día que está ahí porque lo merece, que quiere curar en noventa minutos las frustraciones continuas que sufre en su equipo. Y así no salen las cosas. O salen a medias, como ayer. Dos jugadas geniales y dos cantadas memorables cuando el público de Mestalla cantaba ya gol. Y al final, lo de siempre, a la ducha antes de tiempo.
Habría que recordar ahora la polémica que se generó hace más de dos años, cuando se le acusó a Luis de dar luz verde a su venta cuando era técnico del Atlético. Luis matizó. Si su venta arreglaba los problemas del club, adelante. Pero también dijo que confiaba en sus posibilidades, siempre y cuando trabajara algunos aspectos básicos de su juego. El tiempo ha demostrado que Luis no mentía porque ahora como seleccionador sigue confiando ciegamente en él. Y hace bien. Pero me da que lo de machacar en la mejora de distintos aspectos se ha trabajado poco con Manzano y Ferrando. La dependencia absoluta de su club con sus goles y su carácter introvertido, no han favorecido mucho a esa progresión. Luis no puede hacer milagros en una semana de concentración aunque me consta que no ceja en el empeño. Habrá que tener paciencia.




