NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Rectificar siempre es de sabios

Les aseguro que el presidente electo del Real Madrid no es un perdedor. Por eso lleva meses dándole vueltas a los últimos errores cometidos. Si fuese una película se titularía Florentino, sé lo que hiciste el último verano. El madridismo debería darle más crédito. Él nos trajo a Figo, Zidane, Ronaldo y Beckham, y por ello merece un voto de confianza. Pero el margen de error se estrecha y por eso considero que es un buen camino el que ha elegido al aceptarle a Sacchi y a Butragueño la petición de Pablo García. Un Makelele blanco, con mejor distribución de la pelota que el galgo francés y con un liderazgo charrúa que lo convertirá en un valor seguro en la medular. Es feo y antiestético. Y también un futbolista sin fisuras.

Durante tres años, el faraónico sueño de Florentino fue excitante y nos sedujo a todos. Megacracks y Balones de Oro. Pero como el parque móvil de galácticos está saturado y ya no hay sitio para nadie más (Adriano, Henry o Gerrard no tienen el tirón de Zizou, Ronie o David), lo suyo es recuperar la senda del fútbol de pizarra, ése que Del Bosque sabía descodificar con una sencillez admirable. Pablo García no es Stielike, pero da la cara. Jerarquía uruguaya, como el gran Santamaría. Será un fichaje rentable. Robinho, el siguiente. Sergio Ramos, después. ¡Tiembla, Barça!