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Anfield ya adora a Benítez

Dice un jugador del Barça que si el Camp Nou hiciera la mitad de ruido que cualquier estadio inglés se llevaban las ligas de calle. Ayer, Anfield ganó la primera parte para el Liverpool: Benítez y los suyos hicieron el resto en la segunda. Al Chelsea le temblaron las piernas al salir porque en el You'll never walk alone que se cantó bufanda en alto se acumulaban 20 años de frustraciones. En otro campo, el árbitro se hubiera pensado en dar o no el tanto de Luis García. En Anfield las cuentas son así: medio penalti más medio gol, igual a mejor lo doy.

Y los tabloides ya preparaban los titulares a la media parte: "¡El gol más polémico desde 1966!". En todo caso, la victoria de Rafa Benítez no es sólo la clasificación para la final de Estambul, sino mucho más. Lo de la afición por él es pura adulación. El público se ha entregado a su acierto táctico, a su fútbol de trabajo y sin estrellas, basado en el pase y el orden, y hasta los jugadores entienden (casi todos) lo que se les pide y comulgan sin rubor con el Benitezismo. El Liverpool es cosa de equipo, porque sinceramente, ¿cuántos futbolistas de rojo pondría en el equipo azul? Posiblemente sólo uno, Gerrard. Hasta los más escépticos hacen ahora el esfuerzo de mostrar su adhesión al Plan General: Gerrard, honesto en exceso, fue el último en abrazar a Luis García tras el gol y cuando lo hizo se le escapó una sonrisa que venía a decir, "eres uno de los nuestros". Gerrard sabe que faltan cosas por pulir, pero que, bueno, si mientras se mejora se puede llegar a la final de la Champions, vale la pena seguir aquí. ¿El Chelsea? Está fundido un mes antes de acabar la competición.