Bernardino, David y Zinedine
Noticias relacionadas
Nada les une, aparentemente, pero los tres pelearon como jabatos por chupar cámara. Uno rubio, y dos morenos. Dos vestidos de blanco y el otro de negro. Manchester, Marsella y Francfurt son sus lugares de nacimiento. El inglés lleva dos años en Primera y hasta hace tres días no había jugado donde siempre debió hacerlo. El francés cumple su cuarta temporada y llevaba un tiempo desaparecido. El español, nacido en Alemania, va también por su cuarta temporada en la máxima división y hasta ahora había roto pocos platos, para lo que se estila en su profesión. Ayer, los tres se destaparon. Lo malo es que el público no había pagado para que el tercero, el de negro, también chupara cámara. Por un momento, el gallego, de nombre rimbombante y apellidos bastante comunes, se hizo el amo de la pista. Por suerte para él, el marsellés le iba a salvar la cara.
Y es que Bernardino, el árbitro, el malo de la película, complicó todo con una decisión absurda, inventándose un penalti. Era la mejor manera de asegurarse la foto. Cuando el respetable estaba al borde del ataque de nervios y el Madrid veía cómo la Liga se escapaba, apareció Zidane y con una jugada sublime perdonó todos sus pecados y cambió el rumbo del partido y quizá del campeonato. Fue de esos detalles que quedarán para la historia, por sublime. El tercer protagonista, Beckham, fue el más activo. Suyo fue el fútbol y el hambre de triunfo. Lleva un mes espléndido. Es como si con su fútbol contestara a los le vieron como un vendedor de camisetas. Esta vez el fútbol y los futbolistas vencieron a la ya habitual mediocridad de los que en vez de pasar inadvertidos, buscan su minuto de gloria.




