Un tipo con redaños

La primera impresión que tuve de Luxemburgo es que era un poco charlatán y fantasma. Todo el día tenía en la boca lo mucho que había ganado en Brasil, lo revolucionario de sus métodos, hasta apuntaba dotes de visionario cuando dijo lo que pasaría ante la Real. Luego, cuando se armó parda con lo de la boda de Ronaldo, atisbé cierto ventajismo, curándose en salud por si venían mal dadas. Aquello iba a marcar un cambio de actitud en el técnico. Pasados los 100 días desde su llegada, estamos descubriendo que es un tipo con personalidad. Otro no hubiera aguantado la presión mediática cuando sentó a Figo en el banquillo. Él, además de aguantarla, vacila en la rueda de prensa a los que la promueven.

Es el primer entrenador que se ha atrevido a poner a Beckham en su sitio, el primero que hace jugar con mayor libertad a Zidane y el único que no ha mirado a Owen como el caprichito del presidente sino como el jugador más resolutivo del equipo. Para eso hace falta personalidad y seguridad en lo que estás haciendo. Quizá la famosa charla de Florentino a los jugadores tuvo menos impacto en el equipo que lo que le dijo a Vanderlei en privado. Estoy más convencido de que la promesa de continuidad que le hizo va en serio. La llegada de Robinho juega a su favor pero también el demostrar que es capaz de sacar el máximo provecho de una plantilla que hace nada parecía material de desecho. O es muy buen actor o realmente los tiene bien puestos.