La defensa no basta
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Fue el genuino Atlético de esta temporada fuera de casa: un desastre, mucha defensa, poca cabeza y ningún ataque. Y si no eres capaz de ganarle al colista, apaga y vamonos. Y era un momento decisivo, porque parecía que soplaba el viento a favor y los de delante se habían quedado a tiro de piedra. Se trataba de aprobar las asignaturas pendientes. Y la más suspendida de todas era la de los partidos fuera del Calderón. Pero ni la motivación extra de vislumbrar Europa cerca, y hasta la Champions, le ha servido a este Atlético. Ferrando dejó en el banquillo a Ibagaza y yo no le reprocharía nada esta vez, porque había que intentar cosas nuevas, sobre todo porque el Caño no ha dado la talla este año. Así que a priori el experimento parecía correcto.
El Atlético ofreció un partido plano desde el principio. Se echó atrás, confiando en un Pablo inmenso, tan coloso como siempre, y con García Calvo intentando que no se notase la baja de Perea. Pero el centro del campo no existió. Luccin, que vino para llevar la manija, que debía ser el cerebro de este proyecto, sigue en la inopia. El equipo y el entrenador llevan esperándole toda la temporada y sigue sin comparecer. Así que el Atlético se colgó del larguero y confió en cazar al Numancia en alguna contra. Sólo al final, ya con Ibagaza en el campo, atacó con más ambición. Y fue precisamente entonces cuando apareció Toché y le robó la cartera, y los puntos, a su equipo. Ya se sabe que no hay peor cuña que la de la misma madera.



